Querida (y odiada) EM:

Cuando empezamos a impulsar esta iniciativa no pensaba que me fuese a costar tanto sentarme a escribir mi carta. Volverme de hielo, hacerme el duro y tratar de darle la vuelta a las cosas es lo que siempre he intentado hacer en mi vida. Pero a la hora de sentarme ante un papel y hablarle de tú a tú a la enfermedad que ha cambiado a mi familia, hacerse el duro no es fácil.

Hoy, el día del 56 cumpleaños de mi padre, 30 contigo entre nosotros, creo que ha llegado finalmente el momento de que hablemos, de enfrentarme a ti, de acercarme a vosotros.

Reconozco que a lo largo de mi vida he pasado por varios estadios de relación contigo. Incomprensión, al no entender de pequeño cosas como por qué mi padre era el único que no jugaba en los partidos de padres contra hijos. Incredulidad, al imaginar que todo era un cuento, y que como en Toy Story volvías a andar bien al salir yo de la habitación para darme una lección. Ira, por cada carrera, paseo, e incluso choque de manos que no hemos podido tener. Resignación al ver que no somos los únicos ni desafortunadamente seremos los últimos. Pero, por último, y ahora, agradecimiento.

Gracias por todas y cada una de las veces que has hecho que mi padre me usara de bastón porque me ha hecho ser más fuerte. Gracias por todas y cada una de las veces que le hiciste tropezar y tener que levantarnos juntos porque nos ha unido más. Gracias incluso por todas y cada una de las veces que yo he podido haber tropezado por mis formas, mis modos o mi cansancio, porque de todo ese arrepentimiento, sale esta campaña. Gracias por descubrirme un guerrero que desde la cama pelea una de las batallas más duras. Gracias por descubrirme a una madre fuerte como ninguna, que ha soportado el peso de tanto durante tantos años. Soy lo que soy, personal y profesionalmente, gracias a la superación que me has permitido ver siempre en mis padres y eso, sin tu maldita ayuda, tal vez no lo habría tenido.

A menudo mi padre me cuenta sus sueños, en los que corre, salta e incluso juega conmigo. Sueños en los que no estás tú pero en los que seguramente sin ti, tampoco tendrían el mismo valor.

Mis sueños en cambio son más directos. Sueño con un día en que todos estos agradecimientos sean a la persona capaz de acabar contigo. Sueño con un día en que estás cartas sean innecesarias, sueño con poder leerla dentro de un tiempo recordando con alegría como nadie te padecerá. Tenía miedo de escribir esta carta por no llegar a hacer algo a la altura de quien la recibe. Porque para mí, esta carta no va dirigida a una enfermedad, sino que va dirigida a quien día tras días la vence, vosotros. Gracias.

Julio

Julio Alonso

Share This