Querida (y odiada) EM:

Hoy quiero darte las gracias por haberme permitido conocer a personas estupendas que conviven contigo cada día.
Yo como profesional, he ido conociéndote cada día un poco más con el afán de ayudar a mis taras, mis escleróticas. La enfermedad de las mil caras te llaman, la que nunca les abandona, no te creas vencedora porque ellos no se rinden.

Rosa

Share This