Querida (y odiada) EM:

Llegaste en un mal momento, nunca te espere, pero llegaste. Viniste de repente sin esperarte, cuando apenas mi niño tenía 1 año. Me has cambiado toda mi vida, pero también me has abierto los ojos de lo que es la vida. Ojalá te quedes quieta, y ojalá algún día desaparezcas, por que vivo con miedo, un miedo horrible a sufrir, miedo a no poder hacer una vida normal, miedo a no poder trabajar, miedo a no ser la madre que mi hijo espera. Eres tan impredecible que el miedo vive siempre en mi cuerpo. Iré acostumbrándome, dame tiempo, pero quédate quieta.

Teresa Martinez

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